SEPAN LO SEPAN LO SEPAN



AY la mentira que vivimos 
fue el pan nuestro de cada día.
Señores del siglo veintiuno,
es necesario que se sepa 
lo que nosotros no supimos, 
que se vea el contra y el por, 
porque no lo vimos nosotros, 
y que no coma nadie más
el alimento mentiroso
que en nuestro tiempo nos nutría.

Fue el siglo comunicativo 
de las incomunicaciones:
los cables debajo del mar 
fueron a veces verdaderos
cuando la mentira llegó 
a tener mayor latitud
y longitudes que el océano:
los lenguajes se acostumbraron 
a aderezar el disimulo, 
a sugerir las amenazas, 
y las largas lenguas del cable 
enrollaron como serpientes 
el mentidero colosal
hasta que todos compartimos 
la batalla de la mentira 
y después de mentir corriendo 
salimos mintiendo a matar, 
llegamos mintiendo a morir.

Mentíamos con los amigos 
en la tristeza o el silencio
y el enemigo nos mintió
con la boca llena de odio.

Fue la edad fría de la guerra.
La edad tranquila del odio.
Una bomba de cuando en cuando 
quemaba el alma de Viet Nam.

Y Dios metido en su escondite 
acechaba como una araña
a los remotos provincianos 
que con soñolienta pasión 
caían en el adulterio.

Don Neruda

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